jueves, 16 de mayo de 2013





¿Y CÓMO LE PONDREMOS AL NIÑO?

…¿Y cómo le pondremos al niño? Es una pregunta típica que, además, viene muy ad hoc en este mes del año dedicado a los pequeños de la casa o, en este caso, a los que están próximos a nacer.

Decidir cómo ponerle a nuestro bebé, no es una tarea fácil; primero pensamos en ponerle como mamá o papá, o como los abuelos, o como el nombre que escuché en la televisión, o uno que leí o uno raro para que se acuerden de él, o peor aún, ¡como el artista favorito!... ¡uff!, ¡qué complicación!

Lo cierto es que, de acuerdo al nombre que se le ponga al bebé, es la manera en la que, nosotros como padres, comenzamos a forjarle un camino; ellos no pueden hacerlo por sí solos y necesitan de nuestra ayuda para ser identificados ante otros… y es que un nombre, es eso, ¡una identidad!, por ello, te comparto 10 situaciones a tomar en cuenta a la hora de llegar a esta importante decisión.

  •     UN NOMBRE ES UNA IDENTIDAD. Es importante comenzar haciendo conciencia que, los seres humanos, antes de identificarnos por nuestras aptitudes, nos identificamos por el nombre; ya después se nos asigna un valor como: “el inteligente”, “el buena onda”, “el travieso” dependiendo de nuestro comportamiento, pero eso, llega mucho después.En ese sentido, un nombre, es LA IDENTIDAD DEL BEBÉ.
  •     CUANDO EL NIÑO TOMA CONCIENCIA DE SU NOMBRE, SE GENERA UN SENTIMIENTO. Normalmente, cuando los niños son muy pequeños, tienden a defender su nombre (defienden su identidad), por ejemplo: -“Te llamas juan igual que yo”; el problema viene cuando se pone un nombre como “Usenavy” (que aunque no lo crean existe el caso) el cual su significado real es U.S. Navy y, cuando el niño se da cuenta que no es auténtico, sino que su nombre hace referencia a algo mucho mayor a él, se tiende a generar un sentimiento de falta de identidad que, incluso, puede llegar  a avergonzarle su propia vida.
  •       SE LLEGA A HACER CONSTANTE RECLAMO A LOS PADRES. Si finalmente, los padres son los que deciden el nombre, en un intento por identificarles y abrirles paso a la sociedad, cuando el niño (una vez que toma conciencia) no le agrada su nombre, llega a hacer constantes reclamos a los padres; situación que no solo queda en el sentimiento del niño, sino en la frustración de no haber elegido un nombre que le guste.
  •       EL NOMBRE, PUEDE LLEGAR A SER MOTIVO DE BURLA EN LOS AMIGOS. Alguien me dijo esta semana: -“Yo tenía una amiga que se llamaba Rosa Melo”, eso suena chistoso, frustrante y ni qué decir del albur, pero situaciones justamente como estas, hacen que el niño sea motivo de burla entre sus compañeros, lo que llega a desencadenar Buylling. Buscando más acerca de esto, es triste enterarme que México ocupa el 1° lugar a nivel internacional de Buylling en secundaria; un 7% de los alumnos en primaria baja son atacados por otros y un 11% en primaria alta, ¿interesante no? ¿Por qué el nombre debe ser un motivo para ello?
  •     AL SENTIRSE AGREDIDOS, TIENEN MAYOR POSIBILIDAD DE SER JÓVENES AGRESIVOS O DEPRESIVOS.  Aquí juega un papel importante el carácter y temperamento del niño. Al sentirse agredido por los demás, aunado a una falta de identidad, el niño puede llegar a ser agresivo e incluso presentar sed de venganza con sus compañeros o familiares; en tanto que, un niño depresivo puede llegar incluso al suicidio.
  •     POCA SERIEDAD EN CUESTIÓN PROFESIONAL. En cuestiones profesionales, se puede perder la credibilidad, seriedad o formalidad ante los demás, esto quiere decir que, antes de leer en un currículum la formación y las habilidades, se leerá el “Rosa Melo” o el “Elba Lazo”, “Aquiles Canto”.
  •     SE LLEGAN A TENER PROBLEMAS, INCLUSO LEGALES. Hay que tomar en cuenta que nuestra ley mexicana dicta que ya no se pueden poner nombres raros, extranjeros o indígenas y que, en su caso, se tiene que justificar al juez por medio de un escrito, el significado de dicho nombre. En el 2012, más de 80mil mexicanos acudieron al registro civil para hacer una corrección de nombre y esto se debe a lo complicado que suele ser no tener un nombre común. Esta situación puede evitarse fácilmente si pensamos con claridad cómo ponerle al niño.
  •       ENCONTRAR UN NOMBRE QUE TENGA UN VALOR REAL. Lo mejor siempre, es tomarse el tiempo para pensar el nombre que vaya adecuado a la personalidad del niño, o porque realmente tenga un significado de alto valor.
  •     EVITAR NOMBRES QUE TENGAN CONNOTACIÓN NEGATIVA. Pues esto, según algunos cultos religiosos y costumbres y prácticas como el Feng Shui, indican que ya se les está dando al niño una carga emocional y una actitud contraria a lo que se desea. Un ejemplo claro, es el nombre “Lucifer”.
  •       ENCONTRAR UN NOMBRE, ES PARTE DE LA RESPONSABILIDAD QUE TIENE LOS PADRES PARA CONSTRUIR EL FUTURO DE LOS HIJOS. De aquí depende que ellos tengan una identidad positiva, que crean en ellos mismos, pero sobretodo, que se les evite problemas de los cuales son completamente ajenos.


Dicho lo anterior, vuelvo a preguntar:   “¿Y COMO LE PONDREMOS AL NIÑO?

domingo, 12 de mayo de 2013

“HOLA, MUCHO GUSTO EN CONOCERTE”


“HOLA, MUCHO GUSTO EN CONOCERTE”
El saludo como primer contacto en una relación

Saludar… un verbo con tantas conjugaciones como expresiones posibles, con tantos significados, intenciones e intensidades. Saludar, se puede limitar simplemente a un “hola” como a un “gracias, fue un placer hacer negocios con usted”.

Cuantas  veces nos hemos topado con personas que, al saludarlas, nos hacen sentir menos, como si no importara nuestra presencia o como si fuera un sacrificio atendernos en un café; o puede ser que al llegar a nuestra área de trabajo emitiendo un animado “buenos días”, los demás responden de una forma parca, tomando muy poca importancia a nuestra cortesía. Lo que todas estas personas no saben, es que el saludo, aunado a la sonrisa, es el primer contacto físico en una relación personal o profesional y, que sin esto, no se iniciaría una comunicación eficaz.

Esta acción, libera una sustancia llamada endorfina que actúa como una droga natural del cuerpo,  causante de una energía desbordada en el ser humano, la cual elimina el dolor funcionando como analgésico, pero además, inhibe el estrés y produce psicológicamente, empatía con los demás.  Si tomamos en cuenta estas características, el saludo va más allá de una simple expresión, tiene que ver con la cortesía, la educación, las relaciones afectivas y/o la proximidad.

Las formas en las que podemos llevar a cabo un saludo, son múltiples como una inclinación de cabeza, un abrazo, un beso (éste último es más que prohibido en las relaciones profesionales), pero sea cual sea su expresión, debemos tomar en cuenta que se trata de un gesto que revela en gran medida nuestra personalidad y las intenciones que tenemos para con el otro.

En el ámbito profesional, el saludo deberá limitarse simplemente a un apretón de mano, considerando que éste debe ser firme y directo sin llegar a ser tan severo que  hagamos que el otro se muera de dolor al sentir sus dedos quebrarse, pero tampoco tan ligero como para parecer que saludamos a “su majestad”. Como he dicho con anterioridad, el saludo es una extensión de nuestra personalidad y, como tal, deberá mostrarnos seguros de nosotros mismos, con una buena disposición pero, sobre todo, deberá causar una buena impresión tanto física como verbal.

Por el contrario, el saludo en los demás, nos revelará información valiosa para saber cómo es la persona que saludamos e incluso intuir cuáles son sus intenciones y los alcances de esa breve relación con el interlocutor. En otras palabras, el saludo es un arma de doble filo, o favorece la interacción, o cierra todo canal de comunicación, al grado de llevar por la borda esos únicos 10 segundos de gracia, que esta acción nos otorga para lograr el objetivo deseado.

Recuerdo bien, alguna vez en una reunión importante, observar un gesto que me causó un total descontento. Se trataba de un grupo de “personalidades”, unos conocidos y otros que apenas se relacionaron en ese momento; uno de ellos, tiene la cortesía de presentar a otro que, por su presencia, parecía un tipo de mucho poder en ese ámbito; sin embargo, un tercero hizo caso omiso a ese acto dejándolo con el brazo estirado y con el “mucho gusto” a media garganta. Fue increíble, inaudito para los que estábamos ahí presentes, observar que él se limitó a bajar discretamente su brazo y continuar como si nada hubiera pasado. Al cierre del evento, el descortés le dolió su metida de pata cuando se dio cuenta que, aquella persona “X” para él, se trataba de su próximo cliente potencial. Evidentemente, la negociación nunca se llevó a cabo.

Situaciones como estas, se presentan diariamente y a cada momento por no tomarle el valor debido a un saludo. Los políticos por ejemplo, basan su relación diplomática con otros países en diversos factores y, uno de tantos, es la forma en que se saludan en actos públicos. Observaremos cómo las manos de ambos se mantienen estrechas a la misma altura y con la misma intensidad, pues si uno de ellos coloca su palma de la mano hacia el piso, denotará sumisión, cosa que no es conveniente para su carrera política, ni para el país al que pertenece.

Con esto quiero invitarlos a todos, a que nos preocupemos por llevar a la práctica el arte de saludar, pero sobretodo, que disfrutemos de las ventajas que nos pueda traer en el ámbito personal y profesional. Seguramente, como toda actividad, al principio nos cuestionaremos si es o no el saludo correcto, pero a medida que hagamos conscientes los elementos que lo conforman (sonrisa, contacto visual, naturalidad, talante) los resultados serán aún mayores.

Ahora te pregunto: ¿Estás dispuesto a iniciar desde este momento el experimento y descubrir las ventajas de su práctica?... ¡prepárate que los resultados son óptimos!

jueves, 4 de abril de 2013

¿Y TÚ…QUÉ TANTO SABES DE…?


¿Y TÚ…QUÉ TANTO SABES DE…?

Seguramente alguna vez asististe a una reunión muy chic y no supiste qué hacer con ese ejército de cubiertos y copas que se situaban en la mesa… o que tal que fuiste a una entrevista de trabajo y, aunque te preparaste mucho para aquel momento, algo pasó que te quedaste esperando esa llamada telefónica que te diera la noticia de ser el nuevo Director de Proyectos de Marketing… o peor aún, era tu primera cita con esa persona especial y solo te la pasaste hablando de tu ex-novi@, motivo por el cual no te volvió a llamar…

Si te sentiste identificado con alguna de estas situaciones, te tengo una noticia, necesitas  urgentemente conocer y poner en práctica EL PROTOCOLO, pero te preguntarás ¿Qué es eso y para qué me sirve?...

 El protocolo, es esa palabrita que tanto escuchamos y que suena, hasta cierto punto, muy complicada pero que no es más que el seguir las reglas que la misma sociedad, por decreto o por costumbre establece, para que las relaciones entre las personas sean menos problemáticas.

Son simplemente, esas normas de comportamiento que nos ayudarán a conducirnos con mayor facilidad ante situaciones sociales como la primera cita, la comida con los suegros, las bodas, exposiciones o presentaciones literarias, funerales; en actos profesionales como una entrevista de trabajo, una comida de negocios, un brindis de aniversario o, en situaciones de mera convivencia casual humana como el entrar a un elevador, abordar un avión, subir escaleras, andar en la vía pública, cuidar el medio ambiente, etcétera… ¡Uff! Parece tan complicado vivir con tantas reglas y todavía tener que lidiar con lo que los demás esperan de nosotros.

Debemos tomar en cuenta que los seres humanos aceptamos o rechazamos algo (o alguien), con base en lo que nos hace sentir y, es precisamente eso, que influye en la imagen que los demás se forjan de nosotros. Esa imagen, cuando es recurrente y sostenida en el tiempo, se traduce en una “etiqueta eterna” que nos distinguirá de una forma muy particular y nos dará un cierto valor, positivo o negativo, que influirá, a su vez, en el trato que los demás nos den.

Si a todo lo dicho anteriormente le tenemos que sumar el hecho de “saber comportarnos” en diferentes circunstancias, pensemos en que llega a ser una situación de mucha relevancia para poder “encajar” en el círculo al cual pertenecemos; por ello, te invito a que no sólo te enfoques en actualizarte constantemente en tu área, o trabajar a marchas forzadas por lograr un objetivo determinado, sino que inicia por hacer una reflexión exhaustiva de tu yo interior que te lleve a responder una pregunta básica: ¿qué imagen quiero proyectar a los demás?

Te voy a contar una anécdota (y aquí se vale decir el primo de un amigo): Alguien, en alguna ocasión, llega a mí con un gran coraje, despotricando porque sus subordinados no acataban ni una sola orden de las que él daba, evidentemente, el trabajo estaba atrasado; se jactaba de ser un jefe condescendiente, con un sentido de escucha bastante desarrollado, empático, siempre preocupado por su gente, como para que ellos le pagaran de esa forma. Al escuchar semejante lamento e impotencia y una que otra palabra altisonante (sino es que más bien escuché una expresión decente de una amplio lenguaje altisonante) y observar detenidamente, de pies a cabeza, el atuendo que en ese momento portaba, me limité a externarle con todo respeto que, si quería ser obedecido por la gente que tenía a su cargo y si esperaba que ellos aportaran su máximo esfuerzo por sacar adelante el proyecto, tenía que comenzar por dejar de lado la mezclilla para darle paso a un pantalón formal.

Suena absurdo pero, aunque se trate de un autorizado “viernes social”, existen códigos de vestimenta que, más allá de estar o no a la moda, se trata de una estrategia de imagen que, aunado a nuestros actos, nos posicionan como profesionales y sobretodo, nos permite ser influyentes en los demás. Para este hombre, no bastaba con ser empático, condescendiente y tener todos esos atributos que decía poseer, sino que debió tomar en cuenta que la respuesta que las personas tienen para con nosotros, se resume un una imagen coherente y un trato especial.

Como podrás observar, el protocolo obliga a tomar en cuenta cuestiones como códigos de vestimenta, el saludo, la sonrisa, el manejo efectivo de juntas, las negociaciones, las precedencias, el manejo del estrés, el uso de los medios de comunicación como el dispositivo móvil, mail, redes sociales, blogs y páginas web, así como el comportamiento en la mesa, etiqueta, el uso adecuado de los cubiertos, copas e implementos, los brindis y el arte de regalar.

Conocer cómo funcionan cada uno de estos factores, pero sobretodo, reconocer las ventajas que ello trae tanto a nuestra vida personal como profesional, nos ayudará enormemente a potencializar nuestra imagen y a posicionarnos como expertos en el área dentro de la cual nos desarrollamos.

Me atrevo a ponerte un último ejemplo… imagina que estamos en una cena y tenemos el gusto de conocernos… estoy hablándote justamente de la importancia del protocolo, pero lo que más te llama la atención de mí no es precisamente el interés de mi tema de conversación, sino  mi poco estilo para comer un bocadillo, pues en cualquier momento no sabes si un pedazo de comida saldrá expulsado de mi boca... ¿Me creerías si te digo que soy Consultor en Imagen?...

TU IMAGEN PERSONAL, es la herramienta del éxito PROFESIONAL...